JIP // LA MEMORIA COMO ORIGEN

JIP // Fotografía cortesía del artista

Por: Salvador Plata Alvarez / JIP (Jagger´s Insight Photography)

JIP (como nombra a su estilo) es un fotografía que parte de un principio esencial: la memoria como impulso creativo.
Su relación con la imagen no comenzó por técnica ni por oficio, sino por el impacto profundo que ciertas fotografías dejaron en él desde muy joven.
Imágenes que, sin saberlo en ese momento, trazaron el camino hacia lo que hoy define su lenguaje visual.
La fotografía se volvió una manera de guardar lo que no quería perder.
De capturar no solo la imagen, sino la sensación, la emoción.
No fue una decisión racional, sino una respuesta a una conversación dentro de un documental que realizaba lo que marcó el inicio de su camino:
—¿Por qué tomas fotografías? ¿No es eso como robarle un momento al tiempo?

Años más tarde, encontró su respuesta:
—Recordaré más tiempo ese momento del que lo conocí.
Por que así será, por que todo lo que fuimos va a pasar y en la vida el tiempo hace sus estragos, no extrañaremos quienes somos si no quienes fuimos, donde estuvimos y como nos sentimos, con quien lo compartimos y quizás aun que lo veamos ahora de lejos, valga mas la pena recordarlo que el tiempo que pasamos en el.

Desde esa perspectiva, la fotografía se convierte en un acto de resistencia contra el olvido.
El tiempo cambia todo —quiénes somos, dónde estuvimos, cómo nos sentimos— y, a veces, no extrañamos tanto los hechos como las emociones que dejaron.
Lo que nos atraviesa de verdad no siempre es visible, pero las imágenes tienen esa capacidad silenciosa de devolvernos lo que ya parecía lejano.

Con los años comprendió que no siempre vemos lo que creemos que vemos.
Muchas de las cosas que nos conmueven están conectadas con lo que ya llevamos dentro.
Hay miradas, colores o gestos que despiertan en nosotros ecos del pasado.
Como si cada imagen que nos deslumbra estuviera compuesta por fragmentos de historias previas que no sabíamos que seguían ahí.

Desde esa sensibilidad, empezó a crear.
No como un cazador de escenas bellas, sino como alguien que busca dejar una huella emocional.
Una especie de mapa de memorias que otras personas puedan recorrer.
No es solo observación: es intuición, conexión, y también destino.

Su trabajo invita a detenerse, a observar con calma, y a sentir cómo ciertas imágenes nos hablan de lo que ya fuimos, o de lo que aún no sabemos que somos.
En su trabajo, cada fotografía es una decisión emocional.
Una manera de decir: esto me importó, esto merecía quedarse.
Y en ese gesto, íntimo y silencioso, se encuentra su forma de estar en el mundo.

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JIP // Fotografía cortesía del artista

JIP // Fotografía cortesía del artista

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Ramón Jiménez Lobo