MARIA ROCIO GONZALEZ PUAINERI // Papel & plegado
Fotografía cortesía de M. Rocío González Puaineri©
_¿De dónde proviene tu interés por trabajar con el papel y el plegado?
Empezó hace 21 años, en 2004, cuando me sumergí en el mundo de la pre-prensa y el diseño gráfico. Ahí descubrí las artes gráficas y, con ellas, el potencial del papel como material lleno de posibilidades. El plegado como arte llegó después, casi como una evolución natural. Trabajando con desperdicios de papel, que tienen alto contenido en algodón y un gramaje especial, me di cuenta de que podía transformarlos en algo más. Fue esa memoria del papel, lo que fue un pliego entero y lo que quedaba, lo que me llevó a explorar el plegado manual, dándole una nueva vida a través de la forma.
_¿Cómo describirías tu interés por la geometría y el ritmo?
La geometría entró en mi vida por la exactitud que exige mi trabajo en la imprenta boutique. Todo, desde los troqueles hasta los cortes vectoriales, requiere una precisión matemática que me encanta. Con el tiempo, empecé a ver patrones y ritmos en esa precisión: el repetir un pliegue, el alinear formas, el encontrar armonía en las proporciones. Para mí, la geometría es como un lenguaje silencioso que ordena el caos, y el ritmo es el pulso que le da vida a cada pieza, como si el papel respirara a través de cada doblez.
_¿Hay alguna experiencia personal o influencia artística que te haya llevado a trabajar con el papel y la geometría?
Creo que todo comenzó con mi contacto inicial con el diseño gráfico y la imprenta, pero se consolidó cuando empecé a trabajar con los desperdicios, primero haciendo papel artesanal y luego dándole otra forma. Recuerdo ver esos restos de papel stucado, con su textura y resistencia, y sentir que merecían algo más que ser descartados. Además, siempre me atrajo el arte que juega con la forma y la estructura, como el origami o las construcciones de artistas como Escher, que fusionan matemática y creatividad. Mi proceso personal de transformar un oficio técnico en algo artístico también fue clave: el papel dejó de ser solo un soporte y se convirtió en mi medio de expresión.
_¿Significa algo para vos trabajar con la repetición y las variaciones de formas?
Sí, significa mucho. La repetición es como una meditación o mantra: cada pliegue, cada corte, es un acto consciente que me conecta con el material. Pero no se trata solo de repetir por repetir; las variaciones surgen como un diálogo entre lo que el papel me permite y lo que yo quiero decir. Es una forma de explorar límites y posibilidades, de encontrar belleza en lo que parece simple. Para mí, la repetición y la variación son una metáfora de la vida misma: hay un orden, pero siempre hay espacio para lo inesperado.
_¿Trabajás a partir de algún concepto filosófico, teórico o científico o es más intuitivo?
Es una mezcla de ambas cosas. Por un lado, hay una base teórica y científica: la geometría que uso tiene reglas claras, y la digitalización vectorial que aplico antes del corte es pura precisión. Pero una vez que estoy con el papel en las manos, todo se vuelve intuitivo. Me dejo llevar por la memoria del material, por cómo responde al plegado, por lo que me cuenta mientras lo transformo. Si hay una filosofía detrás, diría que es la de darle valor a lo descartado, de ver el potencial en lo que otros desechan, pero eso no lo pienso tanto como lo siento.
Fotografía cortesía de M. Rocío González Puaineri©
_¿Cómo te gustaría que los espectadores se vincularan o experimentaran tu obra?
Me encantaría que quienes vean mi trabajo sientan curiosidad por el proceso: que se pregunten de dónde vino ese papel, qué fue antes y cómo llegó a ser lo que es ahora. Quiero que experimenten una conexión con la forma y el ritmo, que perciban la calma de la repetición y la sorpresa de las variaciones. Ojalá puedan tocarlo con los ojos, imaginar la textura, y tal vez reflexionar sobre cómo algo tan cotidiano como el papel puede convertirse en arte. Si logro que se detengan un momento y lo miren con nuevos ojos, ya me doy por satisfecha.
Sobre María Rocío y su trayectoria
Trabajo hace 21 años con el papel (2004). Empecé haciendo pre-prensa y diseño gráfico, y eso me introdujo a las artes gráficas. Así nace El Taller papelería boutique, haciendo: tarjetería social, papelería corporativa, sobres a medida, cajas, troqueles especiales, cuadernos, etiquetas adhesivas, branding, elaboración del propio papel con residuos… utilizando papeles stucados.
La exactitud matemática en este trabajo hizo que me introdujera a la geometría, utilizando los desperdicios ya que son materiales con alto contenido en algodón y gramaje.
Desde el 2012 contamos con local para la exposición de trabajos y taller.
En el 2018, en un concurso de proveedores para bodas de Latinoamérica, en Guayaquil, Ecuador, nos presentamos como tarjetería social y ganamos el primer puesto por la trayectoria en imprenta boutique.
Tengo 44 años y pasé por un proceso dentro del arte para crear otro arte a través de la forma, la memoria del papel: qué fue ese papel entero y lo que quedó, para transformarse en una obra única, fusionando la digitalización vectorial plasmada en un corte de papel y su plegado manual repetitivo.