MÓNICA N. ALBARRÁN / Cada obra es una representación emocional

Cuando tenía 25 años, Mónica supo que una pequeña falla en su corazón podía apagar repentinamente su vida. Pero aquella comunicación entre las aurículas de su corazón fue corregida y no detuvo su pulso vital, ni su creatividad, ni las ganas de explorar el mundo con una mirada distinta, la mirada del artista. Puede ser, incluso, que aquellas horas de angustia en un lúgubre pabellón del Centro Médico Nacional, en la Ciudad de México, la hayan empujado a dar el salto definitivo hacia un mundo de colores brillantes, trazos recios y gruesas texturas.

Decía André Bretón que es más fácil entender a México desde lo absurdo que desde la razón y, quizás por ello, los artistas de este país son más comprensibles desde la contradicción que desde la lógica. Por eso, para admirar la obra de Mónica N. Albarrán es preciso responder una interrogante: ¿qué hace una diseñadora industrial dibujando marcianos flotando alrededor de la cama de su madre?

En algún momento de su juventud, la estudiante que siempre sacaba diez en todo decidió romper los patrones de la escolástica tradicional, abandonar la funcionalidad de las máquinas y la exactitud de los números, para dedicarse a reinventar el mundo en lienzos cubiertos con espesas capas de óleo. Quizás fue esa pequeña falla en el corazón, el haberse enamorado de un músico, una pasión heredada de un tío pintor surrealista, o todo a la vez, pero lo cierto es que, después de aquella complicada experiencia con el corazón abierto en un quirófano, México perdió a una diseñadora, pero ganó a una gran artista.

Alcatraces bailando / Mónica N. Albarrán©

Y, aunque tiene clara la conexión entre el diseño industrial y el arte (la capacidad de crear cosas que no existían antes), también es cierto que Mónica es autora de su propio universo, como Leonora Carrington, una de las artistas que más admira.

“Soy una artista expresionista, priorizo la representación de emociones y experiencias

personales por encima de la mera imitación de la realidad. Empleo colores vivaces,

pinceladas enérgicas y formas alteradas para capturar y transmitir sensaciones

profundas”, explica Mónica cuando se le pide definir su estilo y su intención como pintora.

En su mundo, caben lo mismo un corazón enorme flotando en una nada color lila, que un retrato de San Charbel; el atardecer en un muelle, un florero, un pozo, un atardecer en Ottawa o una noche londinense iluminada por la luna. Todo, con la perspectiva única de quien no pretende copiar con exactitud el mundo tal como lo vemos, sino recrear la realidad desde la originalidad de su propia mirada. Ella es Mónica, y esto nos dijo sobre su obra y los motivos para crearla.

-¿En qué momento decidiste dedicarte a la pintura?

-Empecé a pintar desde muy niña, recuerdo que hacía dibujos a lápiz y acuarela, en Secundaria y Preparatoria tomaba clases de artes plásticas, en las que aprendí varias técnicas. Empecé copiando portadas de tus discos de Pink Floyd y Yes; después comencé a pintar al óleo y a desarrollar mi técnica llena de textura. Desde los 80. pinto de manera constante, pero fue hasta la pandemia de 2020 cuando abrí mi cuenta de arte en Instagram y de ahí me invitaron a mi primera exposición en una galería en Polanco, en la Ciudad de México. Desde entonces, he estado exponiendo en diferentes lugares constantemente. Pero, francamente, nunca fue una decisión consciente el querer dedicarme a la pintura, simplemente es algo que siempre he hecho desde que recuerdo.

-¿Cuál es el primer cuadro que pintaste?, ¿puedes recordar qué buscabas expresar en ese cuadro?

-Anteriormente ya había hecho varias pinturas con acuarela, acrílicos y técnicas mixtas, mi primera pintura al óleo fue "La noche", realizada en 1985. La luz de la luna ilumina la montaña, esta obra captura la serenidad de la noche contrastando con la energía que emana la montaña. La montaña se erige como símbolo de permanencia, mientras que la luna representa el paso del tiempo y las fases de la vida. Con este óleo comencé a experimentar con la textura y que con el tiempo se ha convertido en un sello de mi obra.

-¿Tu carrera como diseñadora industrial influye de alguna manera en tu técnica de pintura?

-Durante la carrera lo que más disfruté fueron los talleres de fotografía, vidrio y cerámica, pues me gustaba ver el resultado físico de lo que estoy pensando y aprendí en esos talleres a llevar las ideas a objetos concretos. Recuerdo que en la clase de cerámica hice unas jarras, que más que objetos de diseño industrial, parecían esculturas. El diseño industrial se centra más en la funcionalidad, pero tienes que tener mucha creatividad para poder diseñar cosas nuevas, así que considero que el diseño industrial y la pintura tienen eso en común.

-¿Cómo definirías tu técnica o tu escuela de pintura?

-Soy una artista expresionista, priorizo la representación de emociones y experiencias personales, por encima de la mera imitación de la realidad. Empleo colores vivaces, pinceladas enérgicas y formas alteradas para capturar y transmitir sensaciones profundas. Como mencioné antes, desde Secundaria y Preparatoria, tomé clases de artes plásticas y más grande tomé unos cursos en mix media painting, grabado y fotografía, en Londres. Pero creo que mi más grande escuela ha sido visitar muchos museos y galerías alrededor del mundo, que me han ayudado a desarrollar mi propio estilo y sin duda he sido influenciada por muchos artistas.

-Tuviste un tío que fue un importante pintor surrealista mexicano de finales de siglo XX, ¿consideras que Jorge influyó algo en tu pintura?

-Tuve una relación muy cercana con él desde muy chica. Cuando éramos niños nunca íbamos a museos o galerías, y el único museo que recuerdo haber ido de niña fue al Museo de Antropología, que nos llevaron varias veces del colegio; así que ir a casa de Jorge era como ir a un museo para mí; al ver todas esas pinturas colgadas en las paredes entendí lo que era ser un pintor. Paradójicamente, él fue el que me dijo que no estudiara bellas artes y que mejor estudiara diseño industrial, para poder trabajar y ganar dinero, ya que él consideraba que el arte es algo que se hace por placer y no para obtener dinero a cambio, y le hice caso. Jorge ha sido una de las personas más importantes en mi vida, de las personas más cercanas, disfrutaba mucho platicar con él y reírnos todo el tiempo, así que fue un gran impacto para mí, saber de su suicidio cuando yo vivía en Londres.

Mónica N. Albarrán acompañada de su obra®

-Tus pinturas rara vez retratan el mundo tal como lo vemos a simple vista, ¿qué busca reflejar tu mirada al mostrar de manera tan distinta las cosas que nos rodean?

-Cada obra tiene que ver conmigo, son representaciones emocionales de lo que me rodea o de lo que me imagino.

-Hay un corazón entre tu obra que probablemente sea de las primeras pinturas que yo recuerdo y que evoca una experiencia que de alguna manera me tocó vivir cerca de ti, ¿lo conservas?, ¿dirías que es de tus obras más importantes?

-Esta obra se llama “Hace dos años”, realizada en 1998, dos años después de la cirugía de corazón que me realizaron. Sí es una obra de las más importantes, sobre todo por lo que representa: después de que algunos doctores me dieran seis meses de vida, veintisiete años después sigo cada día apreciando el estar viva. Representa no solamente ese momento doloroso, sino que sigo con vida. Es una de las obras que no pienso vender nunca y que seguramente en el futuro pasará a mis hijos.

-¿Piensas que los colores significan cosas, más allá de una tonalidad? De ser así, ¿qué significa para ti el rojo, el violeta-morado, el azul, el naranja, colores recurrentes en tu obra?

-Los colores que siempre están presentes en mis obras son el negro y el blanco, para crear contrastes, el rojo para mi significa fuerza, energía. El azul en mis pinturas están relacionados con la tranquilidad y la paz. El violeta representa en mis obras la autoridad y el naranja el optimismo.

-¿Existe un color favorito en tu mente y por qué sería tu favorito?

-El rojo es mi color favorito, lo relaciono con muchas emociones, como el amor, el enojo, la pasión y la fuerza.

-¿Qué proyectos tienes a mediano plazo?

-Voy a participar próximamente en cuatro exposiciones muy importantes para mi carrera. Tres de mis obras estarán en la feria digital “Montmartre” organizada por ARTSY, que es una de las plataformas virtuales más importantes para conectar a coleccionistas de arte, galerías y artistas en el mundo. Esta feria estará en línea del 20 de marzo al 20 de junio.

A principios de abril, participaré en una exposición colectiva y subasta de arte, junto a unas obras de Leonora Carrington y otros artistas de renombre. Esto me emociona mucho, ya que ella es una de mis artistas favoritas de todos los tiempos. Hace unos años tuve la oportunidad de visitar su Museo en San Luis Potosí y me enamoré de su obra, así que es un gran honor para mí, exponer dos obras mías junto a algunas de sus esculturas. Las obras que eligieron para esta exposición las hice en 1997. A finales de abril voy a estar en una exposición colectiva sobre México en el Senado de la República, con una de mis pinturas más actuales y una de las que me gustan más en este momento. Y en mayo voy a participar por segunda ocasión en una subasta de arte que organizan en Ottawa, Canadá desde hace años y el dinero recaudado se va a una fundación que ayuda a personas con problemas mentales, me da un gusto enorme donar una de mis obras y ayudar en algo en esta gran causa, pienso en personas como Jorge, que necesitan de

Detalle texturas obra Corazón loco / Mónica N. Albarrán®

este tipo de ayuda. Aparte de las exposiciones, he estado tratando de pintar todos los días.

-Finalmente, en un mundo dominado por la imagen digital, las fotografías tomadas con un teléfono celular, la inmediatez de las redes sociales, lo efímero y superficial, ¿cuál crees que sea el futuro de las artes plásticas?

-Desde mi punto de vista la pintura como la conocemos, nunca va a desaparecer, creo que la tecnología nos ha ayudado a los artistas a poder promover nuestro trabajo, entre muchas cosas. El arte digital es muy distinto a una pintura en óleo por ejemplo, creo que ambos pueden coexistir, sin que ninguno de los dos desaparezca en un futuro.

Ernesto Núñez Albarrán es periodista, director editorial del medio mexicano Animal

Político.

Para saber más sobre la artista puedes seguirla en sus redes.

Ramón Jiménez Lobo